Crecimiento positivo.
Mi historia con el yoga comenzó en Zaragoza, durante mis años de estudiante de diseño de interiores. Mientras me sumergía en el mundo del diseño, trabajaba en la academia de pilates de mi tía. Fue allí, rodeada de personas apasionadas por el movimiento y el bienestar, donde descubrí el yoga.
Al principio, el yoga era solo un hobby, una forma de complementar mi actividad física y encontrar un momento de paz en medio del ajetreo. Pero poco a poco, la práctica se fue convirtiendo en algo más profundo, una conexión conmigo misma que me llenaba de energía y me ayudaba a encontrar equilibrio.
Cuando terminé mis estudios, me di cuenta de que mi camino no estaba en el diseño, sino en el yoga. Había algo en la práctica que me llamaba con fuerza. Así que, decidí seguir mi intuición y explorar ese nuevo camino.




Empecé a formarme de manera autodidacta, leyendo libros, viendo videos y practicando cada día. Mi pasión era tal que pronto empecé a dar clases en centros de yoga. Fue un proceso duro, lleno de incertidumbre y de sentimientos encontrados. Dejar atrás mis expectativas de trabajar como diseñadora no fue fácil, pero la ilusión por mi nuevo proyecto de vida pudo con todo.
Poco después, me apunté a la formación de yoga de Lucía Liencres, una gran profesional que me inspiró y me enseñó a profundizar en la práctica. Gracias a sus enseñanzas y a mi propia experiencia, fui ganando confianza y seguridad como profesora.
Mi gran oportunidad llegó cuando conseguí mi primer trabajo como monitora de yoga en Yoga One. Fue un desafío enorme, pero también una gran oportunidad para crecer y aprender.
Desde entonces, mi camino en el yoga no ha parado. He seguido formándome, explorando diferentes estilos y compartiendo mi pasión con mis alumnos. El yoga se ha convertido en mi forma de vida, una fuente de alegría, de aprendizaje y de conexión conmigo misma y con los demás.
Si estás empezando en el mundo del yoga, te animo a seguir tu intuición y a explorar esta práctica milenaria. No importa tu edad, tu condición física o tu experiencia, el yoga es para todos. Y quién sabe, quizás descubras, como yo, que el yoga te lleva por caminos inesperados y maravillosos.